
no puedo escapar del mar ni escalando por un muro de sonido, el oleaje de la roca ha replicado mis fisuras y me ha copiado y pegado en sus trampas vertiginosas hacia lo recóndito del
hacia el nervio de mis tallos, abandonados al desmayo petrificado del azul y los verdes en extinción
extintos los fuegos, arrecifes a los que les nacieron tintas terrosas, apagadas
no estaba apagada la mirada de la bestia, solo editada, encubierta, castigada en el rincón, vuelta hacia añales de sueños terribles, significantes, feroces... y el despertar fue de un color
color agujero negro

y todo porque un día sabré que te vas
y estás yéndote
y te fuiste

por qué, por qué no me dejé seguir con los ojos cerrados
como un caracol
será porque aunque encierro al océano soy huésped de su vaivén hostil como un grano de sal en el ojo del torbellino
comencé a llorar por la derecha (por el derecho) y
es descomunalmente peor que levantarse con el pie izquierdo cada vez
y eso que un rescoldo confuso me dicta que caminé sobre las aguas
que camine sobre las aguas
esa chispa de confusión termina de ahogarme

para terminar,
a lo infausto:
yo no he pactado contigo ninguna fiesta a todo trapo
no quiero sudarios,
aparta de mí
suntuoso infortunio (shhhhhh)
si soy un demonio con la piel ampollada y transparente
¡qué carajos importa si se me ven la maldad y el miedo, no me obligues a sufrir bailando sola!

-Te lo advierto (¿yo a ti, o tú a mí?)
"
soy rebelde
me
des
nu
do
"
creeré, desde el espejo del charco, que estoy danzando con mi amor sobre la pena
estoy en otro lugar, hundida en el hueco de mis manos, arriba es abajo
y yo no,
yo no, ¡no puedo!, entiéndelo:
ya ves, tengo
sobradas razones para no querer escribir
