u oda al jodido español...


y también de cabeza,
doble ilustración escrita en lengua materna
y pintada con una paleta de cenizas ilustres
Nos hemos robado la lengua
solo está triste
solo es un loco
solo es un viejo
solo es un genio
y pocos quieren recordarlo
solo es nombrado en vano
un ojo solo
en su frente al quiebre de la angustia
-se arruga el tiempo, discurre el monólogo-
en su padecer imperecedero
todo, ¡todo lo ve!
completamente inútil e inacabable
viejo y acabado
enteramente falto de homenaje
entender sin poder hacer
hacer en la memoria
rehacer en el anhelo
deshacerse en desconsuelo
saberse viejo y estéril
correr entre sombras y espectros
tantear ese ducto inmundo
oscuro
en pos de alucinados triunfos
sueño profundo
y ningún cambio por esos viejos y nuevos mundos
la pesadez aumenta
la pesadilla desconoce días y noches
y el invierno quema su alarido
y el infierno se congela, mudo
y... el viejo silencio ensucia La Mancha
no hay nada que pueda hacer
las causas escaparon
encadenándose en lugares comunes
y volvieron a la violenta vida salvaje
la nobleza siguió siendo bestia
indómita, inatrapable
triste, viejo, solo y abandonado está el Quijote
sirviendo a una genialidad inservible
la lanza hirió su amor tan grande
tan burlado
deshaciendo lo deshecho
la "buena letra" érase que se era
o fue o ha sido
el polvo del esqueleto de un caballo viejo
y no puede sobrellevar en la sabana el peso de una burda Dulcinea
cuyo vientre
insensible
apaga el casto fuego de la lengua cansada
la "buena pluma" es
o será
o sería
y ojalá no fuera
si acaso fuese siendo
un flato asqueroso
poniendo en marcha enormes molinos deformes que, de todas las formas, se pulverizan a sí mismos
mascan y muelen
más y más
y no más que gruñidos y chirridos salen de fauces
y cloacas
hediondas a pan viejo, cebolla y óxido
van cayéndose a pedazos
y de pronto se callan
la sustancia misma del idioma bajo las uñas del descuido
color púrpura viejo y negro olvido
denuncia que la almohada de la pereza y la envidia carnicera la torturaron
la ahogaron
la estrangularon
la desollaron
la degüellaron
la desmembraron
cabrones verdugos
con solo un par de instrumentos macabros: difamación e injuria
y acabaron con ella
con una enciclopédica gama de malévolos artificios del desuso
y del torcido abuso
¡mal rayo nos parta!
Miguel perdió todos (todos) sus miembros en la conflagración
y (todos) contamos como bajas
terminamos castrados
y la calma chicha
inerte,
tras el tormento de la tormenta
nos impedirá ser Fénix
aquí y allá
como malas hierbas
asoman las banderas de la nueva ignorancia
-malintencionada e hipócrita-
que ni por asomo son blancas
y siempre están mediocremente descoloridas y rotas
desarropando la desvergüenza de nuestra deslenguada y malhablada traición
a una madre sin guarnición
o son trapos rojos
culpables capotes
y contamos todos como nuevos cómplices
el verbo imponente y terco
cansándose de las vueltas tramposas del engaño matador
para terminar con la espalda abierta
la espina rota a manos nuestras
orgía hereje de rabos, orejas y coágulos machos
mientras Don Alonso Quijano mira
de nuevo
desde su tercer ojo
a través del terror y la rabia
de los ojos del toro
¡Olé!
el ruedo está lleno de arena indiferente
-nosotros mismos-
revuelta con la sangre nueva del idioma
cosos veredes, chancho
en tu infiel, babélica y empobrecida Barataria
porque la zeta y la eñe son carísimos tesoros saqueados
y la nueva jerga
desde su manchada jeta escupe vulgar confesión
¡nos hemos robado!
ese comprobado buen vino
mal probado y peor servido, mal se fue
y fin






Técnica: mixta (tinta china y témpera) / cartulina
Díptico de 28 cm x 43,5 cm
2018
La bandera española y sus hijos enlutamos tanto cuanto precarizamos nuestro idioma, tan exuberante de origen. Que no quede confinado en la mácula inculta de un depauperado rincón, en una desdibujada península, reducido a una contaminante criptominería extractivista, castigado, desterrado y agotado solo por ser sobradamente hermoso, más no fácil.
Con amor, a nuestro español, preciado, primordial, primoroso recurso.