Semana 44 #Reto12Votos - Sobreviviendo - Relato

La abuela Carmela, mujer de campo, hogareña y dicharachera, había apreciado mucho aquel regalo del día de las madres, su hijo menor se lo había traído: un juego de té, pequeñas tazas con sus platos, la azucarera y la jarra para la leche: un conjunto primoroso, casi una miniatura hecho en porcelana. Las otras hijas y nietos reían porque el obsequio parecía de juguete, con seguridad el hijo se había equivocado en la compra, pero ella, testaruda como siempre, refutó que eso no era infantil y con mal humor escondió su regalo.

En una vitrina de madera y vidrio adormeció su existencia esta reducción de vida ajena, totalmente fuera de lugar; ni niños que jugaran, ni costumbre de tomar té, ni reuniones de amigas. El tiempo, siempre presuroso en echar al olvido lo banal, sacó de circulación no solo la anécdota sino también las piezas del juego. Cuando la abuela murió, las visitas al hogar materno se fueron espaciando y los objetos fueron cambiando de dueño.

Isabel, una de sus nietas se quedó con la azucarera “no-me-la-toque-que-era-de-mi-abuela”, única pieza que quedaba, siempre la tuvo resguardada en un armario en su comedor. Como la gente suele tejerle historias a los objetos y rodearlos de misterios y secretos, nadie se atrevió a tocar jamás la inusual pieza, que descomponía visualmente la colección de copas de cristal a quien acompañaba.

Un día de visita dominical la casa se llenó de nietos y niños vecinos, que jugaban “el loco escondido”, gritos y carreras por doquier hasta que un estruendo, dejó en silencio a los adultos, que se entretenían en el patio preparando un sancocho. Todos corrieron, preocupados por el sonido típico de los vidrios al caer. Uno de los niños había tratado de esconderse detrás de la vitrina y al intentar rodarla la hizo voltear con todo su contenido dentro. Una niña brincaba contenta y le decía a la anciana, “sobrevivió, sobrevivió, la azucarera no se partió, rebotó varias veces y no se partió”. Con cuidado recogieron los vidrios y la abuela Isabel le regalo a su nieta aquella pieza del juego aquel.