¿Juegos de salón? No, Juegos de mesa es el nuevo reto de @Avellana. Pero ¿es lo mismo, no? Dime si estoy equivocado, Gitana.
Para participar en este reto pincha en este link.
Como siempre –antes de escribir sobre lo que me convoca– saludo con mucho entusiasmo a mi hada madrina @MarybellRG, pero también a mi muy encantadora amiga @Sacra97. Por otra parte, agradezco a @MauricioTeran, autor del separador que utilizo en esta publicación.

Me voy a referir a dos juegos que cuando los conocí me encantaron. Uno de ellos se juega con cartas; el otro, con dados. Pero también me referiré a dos juegos muy conocidos: la dama y el ajedrez, aunque muy someramente. ¿Por cuál de esos cuatro juegos te parece que comience a tirar líneas, amigo llanero? Pero, disculpa, ¿eres tú un llanero solitario? ¡No me digas que eres todo un Tiro Loco McGraw!

Me encanta ese caballo en todo caso, tanto que es uno de mis personajes preferidos de William Hanna y Joseph Barbera.
GAMES, GAMES, GAMES
Como no me dijiste por cuál juego comenzar, me referiré al juego de cartas. El juego en cuestión se llama carioca. Pero quieres que sea honesto contigo, llanero del ciberespacio, solo una vez jugué esa cuestión. Aquello, en febrero de 2006, cuando acompañé a un amigo a Bolivia.
Me invitaron a jugar cartas los amigos de mi amigo, ¿a qué?, al carioca, obvio. Pero yo no tenía la más remota idea de ese juego. Tiré cartas a la mesa, pero no me la pude, así que renuncié a seguir jugando. Ellos me habían dicho de que aprendería jugando, pero en realidad el juego es bastante complejo, a mi juicio, con muchas cosas que se debe saber; por otra parte, yo soy muy lento para aprender. Todo lo dicho me jugó en contra, por lo que desistí de seguir jugando, reitero.
Eso sucedió en la ciudad de Cochabamba. Todo un suplicio para mí.
El otro juego, el de los dados, tiene como nombreee... No, no sé, pero ese juego es con dados y cachos, con cinco dados por jugador. En el mismo surgen resultados como pichanga, lo que equivale a que los cinco dados tengan distinta cara. Pero no recuerdo otro resultado.
A propósito, participé de ese juego de dados, ¿será unas dos veces? Mi padre es experto en ese juego, con quien jugué, pero eso fue hace mucho tiempo, por eso recuerdo muy poco de los resultados que surgen al golpear un cacho contra una mesa. No volví a jugar dados en mi vida.
¿Quieres jugar damas y ajedrez conmigo, amigo Tiro Loco McGraw? Pero, tranquilo, seguro que me ganas: no tengo práctica.
Me encanta jugar damas. No soy bueno. Mi padre siempre me ganaba. Yo intentaba comer de una pieza, pero él con una jugada comía dos, tres piezas o quién sabe cuántas más.
Sé jugar ajedrez, pero no lo practico. Pero me asalta una duda, en realidad, dos... El enroque largo y el enroque corto... ¡Pero tú sí eres experto en el deporte ciencia, llanerito! Así, con cariño, no te sientas menoscabado con mis palabras en diminutivo, mi buen amigo.
Hay muchos otros juegos que conozco, por cierto. Por citar algunos: ludo, lota...; ¿cuál otro?, ¡ah, dominó! Y así la lista suma y sigue.
Acerca del porqué me refiero a un hombre y no a una mujer y por qué no escribo «amig@» en mis publicaciones, lo revelaré a la próxima, pero una pista: la Real Academia Española...