Hace algún tiempo había visto por allí el póster de esta película y por alguna razón no había decidido investigar su sinopsis, creo que la imagen del afiche no me resultó tan llamativa como otras que estaban cerca y la dejé pasar. Sin embargo, aparecía Mark Ruffalo, un actor a quien me gusta ver trabajar desde mucho antes de que apareciera en las cintas de Marvel e incluso antes de su nominación al Oscar, así que cuando volví a encontrarme con la cinta, decidí verla sin saber de qué se trataba, sólo confiando en los tres nombres que aparecían en la imagen.
Dark waters, traducida al español como El precio de la verdad (¿?), es una película de 2019, dirigida por Todd Haynes (Carol, Far from heaven) y protagonizada por el ya mencionado Mark Ruffalo, junto a Anne Hathaway y Tim Robbins. Inspirada en una historia real, la cinta es un thriller legal, como sacado de los libros de John Grisham, pero con un caso que, tras la investigación, se torna no sólo interesante sino también capitalmente importante, tanto para los personajes como para los espectadores. Un tenaz abogado, Robert Bilott (Ruffalo) recibe un día la solcitud de un granjero, conocido de su madre, para interponer una demanda a una de las corporaciones más grandes de los EEUU, Dupont. Para quienes no lo sepan, si acaso los hay, se trata de una de las mayores empresas químicas del mundo, con participación en otras industrias como la fabricación de autos y es sobre todo famosa por haber desarrollado materiales de uso cotidiano tan conocidos como el neopreno, el nylon, la lycra, el plexiglás y el kevlar, entre otros.
Ahora bien, la película gira en torno a uno de esos desarrollos de la compañía, uno tan cotidiano que le hará revisar dos veces su cocina: el teflón. Primero por curiosidad y luego con una creciente urgencia de saber si es posible que las sospechas sean ciertas, Bilott descubre el oscuro secreto que conecta un número creciente de muertes y enfermedades de ganado y de personas, con la línea de montaje del teflón dentro de la fábrica de Dupont y con la cantidad de químicos que desechan en los ríos cercanos, contaminando los pozos y las aguas que beben las personas y el ganado.
Aunque es un thriller legal, con demandas, juicios, apelaciones, denuncias, fiscales y demás, la minuciosa investigación que lleva a cabo Robert es digna de un periodista, me recordó a Spotlight (otra película con Ruffalo) y sólo por la tenacidad de su personaje, la firma para la cual trabaja decide profundizar en el asunto y enfrentar a la empresa que hasta ese momento era uno de sus principales clientes. Eso le agrega intensidad a la trama, porque Bilott se convierte en el atacante de un sistema injusto e irresponsable que él mismo representaba y aunque al inicio sólo quería respuestas claras para convencerse de que no podía ser cierto, la mayor de las derrotas cae sobre sus hombros cuando descubre la verdad que tanto buscaba.
A propósito de los peligros del teflón de Dupont y otros productos químicos en el medio ambiente, pueden revisar también el documental de 2018 The devil we know. Lo más seguro es que después de ver la película y más aún si ven el documental, tiren todas sus ollas y sartenes a la basura y salgan corriendo a comprar unos nuevos. Pero antes de hacerlo, revisen bien qué componente fue utilizado en la elaboración de sus utensilios; actualmente hay una gran variedad y la fabricación ha sido regulada por muchos países precisamente a raíz de lo que los estudios arrojaron sobre lo venenoso que puede llegar a ser la exposición prolongada al C-8, compuesto principal utilizado en las superficies antiadherentes hasta no hace mucho tiempo. Ahora bien, que el compuesto haya resultado perjudicial para los animales y las personas, es lo menos relevante en la trama (sí, así lo digo) porque el drama principal es que la empresa ya lo sabía. No fue un accidente, no fue ignorancia o descuido, durante décadas hubo una estructura de negación, ocultamiento y manipulación de información y de instituciones para que nadie se diera cuenta de que Dupont estaba haciendo billones de dólares mientras mataba conscientemente a sus trabajadores y a los ciudadanos que vivían cerca de su planta de producción.
Si te gustan los thrillers legales, las teorías conspirativas y las historias en las que la ambición de las grandes corporaciones no tiene escrúpulos, ni siquiera a pesar de la vida de los suyos, entonces esta película es para ti. Ahora que si no lo es, igual puedes acercarte porque, de una u otra forma, el tema te interesa. Todos estamos rodeados de objetos domésticos cuya composición y origen desconocemos; tal vez sea hora de mirar con atención. Y si, claro, una película puede despertarnos de esta manera y lo hace con un guión muy bien escrito, con Ruffalo, Hathaway y Robbins y además, basándose en una historia de la vida real, no puedo darle menos que un 7/10 y recomendarla a todos ustedes, especialmente a quienes cuentan con la plataforma de Amazon Prime Video que, creo, tiene mejores películas que su rival Netflix. Pero bueno, eso es un tema para debatir en otra oportunidad.
Reseñado por @cristiancaicedo
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