The Hunt (Película): remover los clavos en la madera

Una actuación perfecta del protagonista

Lo he dicho antes: me gusta mucho el cine extranjero. Esas películas, nombradas ahora como películas internacionales, o películas de habla no inglesa, siempre han ejercido una fuerza especial sobre mí. Directores clásicos como Akira Kurosawa e Ingmar Bergman, o más comtemporáneos como Paweł Pawlikowski y el recientemente fallecido Kim Ki-duk, me han hecho ampliar cada vez más el horizonte geográfico de la procedencia de los filmes que veo.

Películas rumanas, tailandesas, iraníes, noruegas, he visto ya varias y las he disfrutado mucho más que la mayoría de las historias de las grandes productoras. Entre esos orígenes alternativos, se encuentra Dinamarca, país que nos legó The Guilty, un thriller minimalista que había sido hasta hace unos días mi último contacto con el cine de ese país.
Escogiendo alguna película para ver, un nombre saltó a mis ojos desde el extenso listado y fue el de The Hunt (La cacería) de 2012 (no debe confundirse con una cinta de 2020 del mismo nombre). A grandes rasgos, se cuenta la historia de Lucas, un hombre de cuarenta años, recién divorciado que ha encontrado una nueva novia, un nuevo trabajo cuidando niños en un parvulario y trata de reconstruir su relación con Marcus, el único hijo adolescente de su fallido matrimonio. Lucas es dulce, educado, responsable, es muy bueno con los niños; las mujeres lo ven como un buen partido, los hombres como alguien digno de confianza y los niños como un modelo a seguir.

Pero todo eso cambia cuando el comentario inocente y la mentira de una niña del parvulario se extiende como un virus invisible, sembrando el estupor y la desconfianza en el pueblo. Puedo profundizar un poco más, porque las sinopsis disponibles en varios portales de internet cuentan este detalle que se revela en la primera parte de la cinta: la niña, Klara, dice haber visto el órgano sexual de Lucas. El contexto en el que lo dijo y las razones por las que lo hizo, se las dejo veladas, pero les adelanto que no lo hizo por malicia, es una niña de unos cuatro, cinco años tal vez que, como sus compañeros, adora a Lucas y que no habría dicho nada si hubiera sabido todo el revuelo que se armaría.

¿Quieren agregar más drama al conflicto? Klara es la hija de Theo, el mejor amigo de toda la vida de Lucas. La denuncia de un abuso sexual, en especial sobre un niño, es un tema que la sociedad comtemporánea se toma muy en serio. "Hay que proteger a nuestros niños" es una premisa lógica y universal, por eso el proceder de la directora del parvulario o de las autoridades en la película debería ser tomado por el espectador como lo que hay que hacer. El problema es que nosotros conocemos la verdad, sabemos que Klara mintió, que Lucas no cometió el crimen del que se le acusa y por eso nos sentimos inmersos en la vorágine de frustración e impotencia que lo envuelve hasta el final de la cinta. Se trata de la difamación de un inocente, de ni siquiera otorgar el beneficio de la duda porque "los niños siempre dicen la verdad" y condenar a un hombre a la ignominia, a la caída de su reputación y ante el abismo, a punto de perder su vida, ¿es posible reparar un daño así? Se pueden remover los clavos de una madera, pero permancerán los agujeros.

Dentro de las historias de condenas injustas, The Hunt figura entre las mejores, por la dirección, el guión, la fotografía, la forma en que se va aumentando gradualmente el nivel de impotencia compartida entre el espectador y el protagonista, interpretado de forma excelsa por Mads Mikkelsen, conocido por interpretar el papel de Hannibal Lecter en la serie de televisión Hannibal y por hacer de Le Chiffre, el villano de Casino Royale. Mikkelsen obtuvo el premio a mejor actor en el Festival de Cannes por este papel y no es para menos, dentro de una producción perfectamente elaborada, él es de lo más destacado.
Además de la difamación, los prejuicios, la injusticia y los temas obvios derivados de la situación, esta cinta invita a reflexionar también sobre la crueldad de los niños, esa forma muchas veces exenta de verdadera maldad que, en muchos casos, lleva al infante a decir o hacer algo que puede perder relevancia para él un instante después, pero que ya ha echado a andar consecuencias inimaginables en su entorno. Ese elemento me recordó la novela Nada de Janne Teller, curiosamente también danesa, y El Señor de las moscas de William Golding, novela que quiero releer próximamente y que se las recomiendo, junto a la obvia recomendación de esta película internacional que es de lo mejor que he visto este año.

Redactado por @cristiancaicedo


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