
Hace algunas semanas publiqué una entrada sobre mi visita al increíble Museo de la Memoria y los Derechos Humanos (para leerlo hagan clic en el enlace), un espacio consagrado a mantener viva la memoria del pueblo chileno, exponiendo uno de sus episodios más nefastos: el régimen dictatorial de Augusto Pinochet. La tarea de la institución es honrar a las víctimas y mantener fresco el recuerdo para que historias como esa no se repitan.

La exposición permanente del Museo abarca varios pisos, pero también tiene algunas salas con exposiciones temporales. En mi visita, durante el mes de enero, pude contemplar en una de las salas inferiores, la exposición de testimonios gráficos Mala Memoria. El origen fue la cuarta versión del Concurso Nacional de Narrativa Gráfica – Mala Memoria IV, cuya finalidad era transformar los relatos orales en narrativa gráfica. Se invitó a las personas entre 15 y 35 años a elaborar cómics en los cuales contasen historias sobre el período de la dictadura. Es decir, jóvenes artistas que no vivieron esa experiencia, acudieron a alguno de los archivos testimoniales que conforman el Archivo de Testimonios Audiovisuales de la colección del Museo sobre esos años oscuros en la historia contemporánea de Chile y a partir de allí, plasmaron en historietas las palabras.
Todas esas historias fueron recogidas en un libro (difícil de conseguir) que fue la base de la exposición. Al recorrer la sala, podemos leer ese libro en las paredes. Cada historia ocupaba un espacio en el cual se mostraba un póster y un par de páginas del cómic en un tamaño grande, acompañados de la historia individual en formato libro.


A pesar de basarse en una experiencia común y de compartir elementos históricos (toques de queda, asesinatos, desapariciones) y emociones (tristeza, dolor, miedo, desesperanza, frustración), cada relato es único, no solo por la forma en que cada artista contó su historia (crónica policial, fábula, relato infantil), sino también por el trabajo artístico en sí (colores, tipo de dibujo, detalles).





De acuerdo con la Institución, tal como lo expresa en su página oficial: "No hay duda alguna de que en estos diez relatos gráficos se deja ver el cruce entre nuestra pasada historia dolorosa como país y las preocupaciones actuales de las nuevas generaciones. Ese es el aporte de Mala Memoria".
Una exposición digna de visitar y revisitar (si se tiene la oportunidad) porque no sólo impacta desde el punto de vista estético, artístico, cromático, sino también desde lo emocional, desde la fuerza como esas pocas palabras, apoyadas en los dibujos, transmiten episodios tan intensos. Esta muestra refleja, no sólo el compromiso de la institución con la preservación de la memoria de todo un pueblo, sino también la profundidad de la herida que aquellos años dejaron en una sociedad que a veces, sólo a veces, no tiene tan mala memoria.
Reseñado por @cristiancaicedo
Todas las fotografías fueron tomadas por mí con mi teléfono móvil (Samsung A10)
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