Desde la pequeña ventana lateral próxima a la compuerta de desembarco contemplaba pensativo la belleza exótica de aquel planeta mientras se aproximaba el momento del aterrizaje; sabía lo que iba a tener que hacer y lo peligrosos que eran los Hav’raa y sin embargo nunca había sentido miedo o se había cuestionado el porqué y las consecuencias que estos asaltos pudieran tener para los planetas y sus legítimos habitantes hasta ahora.
La compuerta comenzó a abrirse con un característico ruido de descompresión mientras volutas de niebla se introducían en la penumbra del interior del habitáculo.
―Todos con el exotraje en modo gravitacional de más cinco atmósferas―gritaba el Suboficial mientras la puerta comenzaba a dejar entrever una mayor parte del paisaje.
―Posicionad a Robot de Combate 25 en la entrada con su escudo sónico para repeler una posible onda de choque de bienvenida―gritaba el Cabo a los dos combatientes más cercanos a la máquina.
El lejano eco de sonidos guturales a modo de cántico guerrero, comenzaba a llegar ahora hasta sus oídos, cada vez más cercano.
Los terrícolas respondieron a su vez con fuertes gritos de odio que fueron prólogo de su multitudinaria carga desde la nave.
