Perdí la cuenta de cuántos kilómetros había recorrido....desperté a la orilla de aquel río del que tan solo recuerdo la inmensa cantidad de agua que casi me ahogó...

Las lágrimas vienen a mis ojos y el recuerdo de aquel día de mal presagio en que las nubes se oscurecieron a tal punto, que parecía la noche en vez de un amanecer, se reprodujo inmediatamente desde mi memoria...

Comenzaron los relámpagos y me asusté muchísimo. Pensé muchas cosas en ese momento y enseguida comenzaron a caer gotas estruendosas sobre el techo de zinc.

Rezaba tanto porque no viniera la lluvia, porque si bien es cierto que es la bendición de los campos, en nuestro caso era todo lo contrario, significaba que aquel río dormido durante la época de sequía, se despertaría como león rugiendo y arrasando todo a su paso...

Días pasados vinieron a mi mente, aquel 15 de diciembre de hace unos cuantos años, yo tenía muchos menos y a mi familia conmigo, hoy tan solo son recuerdos, aquel río crecido me los arrebató...

Triste soledad que viví durante tanto tiempo y ahora se repitió la historia. Aguas crecidas y el río llevándose todo a su paso.

Tan solo recuerdo aquella dulce sonrisa que me ayudó a resistir durante el tiempo necesario para salvarme y salvarlo... Lo abrazo, estamos solos, quiero llorar pensando en tanta destrucción que viene de la misma vida, del agua que es la vida...

Cierro los ojos y veo su sonrisa, está conmigo, no hay nada más que temer porque tengo su amor... Me levanto y lo cargo, ya paró la lluvia, el río volvió a su cauce, el agua vuelve a ser cristalina y suspiro pensando en que debemos caminar para encontrar un nuevo destino... el destino que nos conduzca a una nueva vida, juntos, lejos de tanto peligro...