El Amarillo

IMG_20180319_105239.jpg

Un domingo por la tarde, poca gente en la calle, tráfico fluido. A dos o tres carros a 30 o 40 KPH, les correspondía el paso.

¡Pasa, pasaaaaa!, vociferó un peatón que se lanzó a cruzar la calle aún cuando no le tocaba, y los conductores frenaron y lo esquivaron.

Él, El Amarillo.

Su postura de torero iluminado por la arena de ese ficticio ruedo, su piel amarillosa, su cabello crespo amarillo tostado, "bachaco", como le decimos aquí; sus ojos de tigre, sus bigotitos amarillo maíz, recortados a la manera del Zorro; su camisa color crema, su pantalón beige, su cinturón mostaza... Y su grito.

El Amarillo se lanzó y vociferó, con rabia, impaciente, muy apurado, pasando cuando no le tocaba: ¡Pasa, pasaaaaa!

Su verónica, inelegante desafío.

Vino un auto a toda velocidad y al volante alguien con más rabia, más apuro, o menos reflejos.

Y allí quedó, sobre el pavimento, ya cerca de la acera. Como una pasa rubia. A El Amarillo lo ayudaron a llegar más rápido... a la otra orilla.

Pero, veamos, hay otros amarillos, más calmos y amables.

En la fotografía, un Araguaney, tabebuia chrysantha, árbol nacional de Venezuela.

Twitter Instagram

H2
H3
H4
Upload from PC
Video gallery
3 columns
2 columns
1 column
4 Comments