SINFONIA TRISTE PARA UNA TARDE DE OTOÑO
Partitura obscura, compuesta sin clave de Sol.
Pentagrama de ramas de hayas doradas,
en las que se ahorcan las notas con forma de lágrimas negras.
Silencios…de redonda decepción,
Silencios…de negra angustia,
Silencios…de blanca mortaja.
Entre silencio y silencio...dispuestas armonías disonantes
que se escuchan,
como las uñas del diablo cuando arañan la pizarra negra del alma,
en un tritono prolongado,
en una trepidante escala descendente que nos conduce al abismo,
ese lugar en donde todo resuena hasta enloquecernos,
y donde nada se siente…salvo el dolor,
que lo dirige todo
con la batuta transformada en daga,
mientras se interpretan los compases
del último movimiento.
Aplauso mortal de batir de alas de ángeles caídos,
en una ovación final, que desintegra eternamente el alma.
Fotografía: Bosques de Gorbea. María José Lomas.