
“Adiós al tren”
Se fue… y no hice nada para detenerla
aún más, yo mismo maté mi corazón
la acompañé en persona a la estación
¡quién sabe si volveré a verla!
Me dijo “suerte" y yo “buen viaje”
y aunque me estaba muriendo por dentro
enterré, profundo, mis sentimientos
y hasta le ayudé con su equipaje.
Momentos antes le invité un café
me dijo el motivo de su partida
esa razón que acabó con mi vida
y me puso triste y feliz a la vez.
Insistió en que “no tenía por qué acompañarla”
yo le dije “descuida, ya no insistas”
un caballeroso acto masoquista
fue dejarla ir cuando quería abrazarla.
Un beso en la mejilla y un “adiós” silencioso
fue el último contacto que tuve con ella
de todas las mujeres, la más dulce y bella
y no fue para mí, ¡qué doloroso!
Subió, me sonrió y entró al vagón
yo corrí buscando en las ventanillas
con su tibio beso aún en mi mejilla
y no la vi más, ¡qué desilusión!
Con tantas cosas que con ella pensé vivir
que tendrán que esperar una próxima vida
no hubo un “adiós” mas sí despedida
pues la vi que se iba y la dejé ir.
Con el humo frente a mí, señal de que partía
y mis lágrimas bañando aquel andén
le di un triste, triste adiós al tren
que se llevó mi vida: su risa y la mía.
Poesía ORIGINAL de @cristiancaicedo
Fotografía tomada de Pixabay
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