#DebateLiterario: ¿Drácula o Frankenstein?

Dos Clásicos de siempre

La serie #DebateLiterario está concebida por @cristiancaicedo como un espacio para incentivar el análisis y el intercambio de ideas respecto a diversas obras y autores de la Literatura Universal relacionados entre sí, ya sea por similitud o contraste. Todos los steemians son bienvenidos a participar dejando sus comentarios y aportes al final de la publicación.

Dos clásicos del terror

Sobre todo en los días cercanos a Halloween es común ver exhibidos en las vitrinas de las librerías estas dos obras, una junto a otra, o encontrar alguna de sus innumerables versiones y adaptaciones cinematográficas haciendo zapping en la tv, por lo que, en nuestra mente, Drácula de Bram Stoker y Frankenstein de Mary Shelley, son dos historias similares, etiquetadas como terror y como dos obras representativas de lo gótico clásico. Pero ¿qué tan parecidas son? y más que eso ¿cuál es mejor?

La imaginación de una joven esposa

La noche es la del 16 de junio de 1816. Percy B. Shelley, junto a su esposa Mary, estaban de visita en la casa de su amigo Lord Byron en Suiza. Después de leer una antología alemana de historias de fantasmas, invitó a los Shelley y a su médico personal John Polidori, quien también se encontraba presente, a escribir, cada uno, una historia de terror. El menos conocido de todos, Polidori, fue el único que completó su relato, pero la joven Mary, quien aún no cumplía los diecinueve años, concibió a partir de ese reto, la semilla de la historia que publicaría dos años más tarde y que se titularía Frankenstein o el moderno Prometeo. El inicio de la trama es conocido por todos: en su afán por desentrañar los misterios de la vida y del alma, el estudiante de medicina Víctor Frankenstein crea un cuerpo a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados y luego le da vida a este cuerpo hecho de parches. Tras el éxito de su experimento, Víctor se horroriza de lo que ha hecho y huye del laboratorio; pero al volver, la criatura ha desaparecido. A partir de allí, se producirán espaciados reencuentros entre el creador y su creación y la sombra del espanto y de la culpa teñirán la relación entre ambos.

En algún punto de la narración, el monstruo le cuenta a Víctor cómo aprendió a hablar espiando a los seres humanos y cómo sufrió el rechazo de estos ante su aspecto físico; en medio de esa soledad le pide que, a cambio de desaparecer por completo de su vida, le cree una compañera. Frankenstein acepta, pero no llega a completar su promesa. Se trata de un momento bastante emotivo porque la criatura no es ese ser torpe, tosco, horrible, que Hollywood, entre otros, ha inmortalizado; a través del verbo bien articulado de este engendro, Shelley tocó temas importantes como la moral científica, la creación y destrucción de vida y la relación entre creación y creador, como una analogía a Dios y el hombre. Se trata entonces de un ser muy inteligente y sensible, rechazado por la misma humanidad que le dio vida. En mi opinión personal, ésta no es una novela de horror, sino más bien de ciencia ficción (debido al origen científico de la criatura) con tintes góticos y siempre he considerado irónico que ante la falta de un nombre, la anónima criatura protagonista de la novela haya pasado a la posteridad, identificada con el nombre de su creador, como si fuera el propio.

El príncipe de las tinieblas

Casi ochenta años después de que Shelley publicara su obra, el irlandés Bram Stoker dio vida al que, aunque no fue el primero, se convertiría en el vampiro más famoso de la historia y la referencia obligada para todos los escritores del género a partir de entonces: Drácula.
Según los historiadores y los críticos, la leyenda del Conde Drácula, nace de la existencia de Vlad Tepes, un personaje histórico situado en la Rumania del siglo XV y la condesa húngara Erzsébet Báthory quien, de acuerdo a la leyenda, solicitaba doncellas para integrar su corte, a las que luego asesinaba y quitaba la sangre, con la cual se bañaba para preservar su juventud. Si fueron estas u otras sus fuentes, no es lo importante. Lo cierto es que esta novela epistolar es una obra trascendental de la literatura gótica. En ella se cuenta la historia de Jonathan Harker, quien para cerrar unas ventas con él, se convierte durante un breve período en huésped del temible Conde. Otros personajes van apareciendo, incluido el célebre doctor Abraham van Helsing, y la trama va dando giros que nos permiten, poco a poco, ir descubriendo los secretos del Conde.

Una de las genialidades de la novela es la manera en que, a pesar de que los pasajes en los que aparece Drácula directamente son escasos, su presencia logra permear toda la narración. La ubicuidad del vampiro me fascinó porque no necesita ser mostrado a cada par de páginas para lograr ser sentido en todo momento. Otro elemento supremo del personajes es que es un vampiro realmente serio, como decimos en mi país: no se refleja en los espejos, hace vida nocturna, tiene fuerza y velocidad sobrehumana, se vuelve invisible... es decir, nada que ver con el pálido y escarchado Edward Cullen. Esta novela gótica sí es más de terror que la de Shelley, pero también trata otros temas importantes como la sexualidad o la inmigración, dotando la narración de variados elementos que redondean una obra literaria muy completa.

¿Cuál es mejor?

Es acá donde comienza el #DebateLiterario porque nunca habrá una respuesta unánime o absoluta; así que sólo me limitaré a expresar mi elección, dejando abierto el espacio para sus opiniones, a favor o en contra. Aunque Drácula es una gran novela gótica y logra mantener la presencia del Conde siempre, a pesar de no mostrarlo tan seguido, me inclino más por Frankenstein, porque la criatura, por un lado ha sido inmortalizada de manera injusta y subestimada gracias a las versiones de cine y de tv; se trata de un ser sumamente inteligente que, a través de su madurez, nos muestra que tal vez el verdadero monstruo sea la humanidad. Además, la novela, más que ciencia ficción o terror, es un ensayo sobre la responsabilidad del creador con su creación, lo que da para reflexionar durante mucho tiempo e iluminar áreas vitales del pensamiento.

¿Estás de acuerdo? ¿piensas diferente? ¿Prefieres al Conde vampiro, o a la criatura del doctor Frankenstein? deja un comentario con tu opinión para continuar nuestro análisis y también dinos ¿De qué te gustaría que tratase nuestro próximo #DebateLiterario?

Reseñado por @cristiancaicedo


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