Roberto Bolaño y sus Consejos sobre el arte de escribir cuentos.

Uno de los escritores más influyentes de los últimos tiempos

Roberto Bolaño fue un escritor y poeta chileno, quien tras su muerte en 2.003, se ha convertido en uno de los escritores más influyentes en lengua española. Comparado incluso con Borges y Cortázar, tres de sus novelas se encuentran entre los 15 primeros lugares de los mejores 100 libros en español de los últimos 25 años (la lista se publicó en 2.007).

Su novela Los detectives salvajes obtuvo el Premio Herralde de novela en 1.998 y el Premio Rómulo Gallegos en 1.999. Su póstuma 2666 está considerada su obra cumbre. Sin embargo, a pesar de ser reverenciado por muchos, su personalidad provocadora, ácida, sarcástica y mordaz, le ocasionó roces con algunos nombres, como Isabel Allende, aunque eso a Roberto no le afectaba en lo más mínimo. Dentro de ese lenguaje mordaz, a veces hiriente, pero nunca exento de razón o argumentos válidos, redactó para la revista Quimera de Barcelona sus Consejos sobre el arte de escribir cuentos, publicados en su número 166 de Febrero de 1.998, los cuales comparto a continuación:

1 ) Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.
2 ) Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3 ) Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.

Estos tres primeros consejos muestran cómo funciona la cocina literaria del autor Chileno. El escribir varios cuentos en simultáneo le permite al escritor ir perfilando diferentes historias, cada una con vida y tema propios, sin añadir todas sus ideas a un único cuento. Es cierto lo del primer consejo, uno puede terminar escribiendo y reescribiendo un único cuento del cual nunca se sentirá satisfecho y seguirá agregando más y más elementos. En lo personal, trabajo mis relatos de esa manera: en simultáneo. Es cierto que puede parecer que se avanza de forma más lenta, pero no es así. No todas las historias avanzan al mismo ritmo. Pensemos en una cocina en la que estamos preparando una pasta, una salsa y una vinagreta. Son diferentes comidas que requieren diferentes ingredientes, diferentes métodos de preparación y diferentes tipos de cocción. Entonces, se puede agregar la pasta al agua hirviendo y mientras se coce, remover la salsa, o cortar vegetales, sin que una actividad signifique la interrupción del proceso de cocción del otro plato. Así veo la escritura de cuentos (y de novelas). Y aunque siempre habrá una historia a la que se le dedicará momentáneamente más atención que a las demás, todas irán completándose a su propio ritmo.

4 ) Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5 ) Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6 ) Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7 ) Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!

Ácido, Roberto. Entendido. Ni Cela, ni Umbral. Bolaño era así, no tenía miedo de expresar lo que pensaba, sobre todo en lo que se refería a Literatura. Ahora bien, no se trata de un Dios al que hay que obedecer coaccionado por un posible castigo. Si quieren leer a Cela, a Umbral, a Allende, lo pueden hacer. Por mi parte, no he leído a ninguno de los tres, pero no tiene que ver con el consejo del escritor chileno. Simplemente, no he tenido la oportunidad de acercarme a sus obras. Ahora bien, los que sí recomienda Bolaño, yo también lo hago: Quiroga, Rulfo, Borges, Cortázar, Monterroso, García Márquez. Todos ellos son unos genios del relato corto, cada uno con un estilo propio y con muchas enseñanzas valiosas para aquellos que nos aventuramos en este arte que es escribir cuentos. Si te inclinas más por los micro cuentos, entonces Monterroso. No he leído a Bioy Casares, pero lo tengo en mis pendientes. Quiero destacar además el consejo número seis. Es cierto: "Un cuentista debe ser valiente". No sólo porque escribir ya constituye un atrevimiento, sino porque se debe tener el valor de ir más allá. Explorar los rincones del relato que no han sido trabajados previamente. Fue lo que hicieron los grandes; y sólo aventurándonos a ir más lejos es que podremos saber qué tan lejos podemos llegar.

8 ) Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9 ) La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10 ) Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.

No podría estar más de acuerdo con Bolaño. Sus consejos nueve y diez bastarían para iniciarse en la escritura de cuentos. Edgar Allan Poe es el maestro del relato corto y la variedad de géneros y estilos que trabajó, además de la calidad de los mismos, ha influido en todos los cuentistas (y novelistas) posteriores: Cortázar, Quiroga, H.P. Lovecraft. Julio Verne, entre otros. Los primeros cuentos que leí fueron de Poe. Por aquel entonces no me interesaba mucho el relato corto (más bien me inclinaba a la poesía y a las novelas), pero una vez que comencé a dedicarme a la escritura de cuentos, volver a su obra fue como volver a tomar agua de la fuente de la vida, de ese manantial de donde brota toda la magia de su género. Lean a Poe. Y luego, reléanlo.

11 ) Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
12 ) Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.

No conozco ninguno de esos libros. Sólo conozco a Vila-Matas, de quien me leí Bartleby y compañía, lectura altamente recomendable. Sí que he leído a Chéjov y a Carver. Ambos son grandes maestros del relato corto, con estilos muy diferentes y considero que Carver es uno de los más grandes cuentistas contemporáneos (muchísimo mejor que Bukowski, cuya celebridad reposa más en su carácter que en su estilo). Así que, recapitulemos: Poe, Borges, Quiroga, Rulfo, Cortázar, Bioy Casares, García Márquez, Monterroso, Chéjov y Carver. Con ellos tienes de sobra. Si después de haber sido instruido por estos maestros, no eres capaz de escribir relatos medianamente decentes, creo que es mejor que te dediques a otra cosa. Y si crees que son muchos nombres, que no es posible que puedas encontrar la manera de absorber lo mejor de cada uno de ellos, entonces agregaré de mi parte un décimo tercer consejo, no hay problema porque Roberto no era supersticioso, que creo que el escritor chileno no añadió por algún reducto de modestia:

13 ) Lee a Bolaño. Una, dos, diez, cien veces.

Reseñado por @cristiancaicedo


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