A continuación, un microcuento escrito en marco del Concurso de Microrrelatos de Terror #MicroTerror256 organizado por @Trenz; te invito a participar en este concurso donde podrás demostrar tus dotes cómo escritor e interactuar con una extraordinaria comunidad de grandes escritores. Acá las bases del concurso.

SS Miskatonic
Llegamos a bordo del único salvavidas del SS Miskatonic, seis náufragos desesperados. Apenas tocamos tierra en este negro erial exploramos la isla. Caminamos en círculo por sus extrañas costas, vimos con ojos alucinados sus enormes farallones de obsidiana brillando al sol, las playas de orillas pulidas por la lengua de las aguas y los enormes pilares.
Pilares, así los llamo para nombrar lo innombrable. Columnas retorcidas como arboles azotados por el viento, moles negras frías al tacto cubiertas de extrañas inscripciones sobre la suave superficie, brotando como hongos de roca fundida del suelo inmaculado.
La primera mañana despertamos cinco hombres aterrorizados a los pies del pilar. Exploradas ya las costas, dirigimos nuestros pasos al interior de la isla. Conforme avanzábamos, los omnipresentes pilares crecían en número y tamaño, poblando el horizonte como lanzas al sol. Caminamos durante horas, sedientos sobre la ardiente superficie, rogando a Dios por muestras de vida en aquella desolación.
Acampamos a los pies del colosal pilar que señala el centro de la isla. Amanecimos tres. Huimos trastornados, huimos de los incesantes murmullos pronunciados con la voz sibilante del viento entre los pilares.
Volvimos a la costa, Phillipe, sediento y desesperado bebió agua de mar, enloqueciendo. Lo redujimos, amarramos y amordazamos para que nos deje en paz.
Vincent propuso volver a la mar. Decidimos acabar con el sufrimiento de Phillipe y volver al océano, mejor morir como marineros que desaparecer acá, entre los negros dedos de Satanás.
Apenas dormí, grotescas pesadillas atormentaron mi sueño. Desperté enloquecido, solo en el interior de un pilar.