Cervantes Magazine Vol 24: Plagio y Abuso

“Infancia”, tan bella y delicada, palabra que proyecta inocencia, ternura, protección.
Cuando la escuchamos, enseguida nos viene a la mente hijos, nietos, sobrinos, incluso nuestra propia niñez. Es entonces cuando nos damos cuenta que la vida ha cambiado, la manera de jugar, aprender, comunicarse e interactuar ya no es como era antes.



Las redes sociales han modificado la forma en la que nos mostramos. Demostramos al mundo quienes somos, lo que poseemos, a lo que nos dedicamos, lo que nos gusta, a donde vamos y con quién. Exponemos nuestras vidas al completo y a nuestra familia. Sin darnos cuentas y sin malicia alguna, damos a conocer la imagen de los más pequeños de la casa, compartiendo sus fotografías en las redes sociales. Además en países llamados “tercermundistas”, hacer publicaciones sobre las rutinas, horarios y actividades, puede ser bastante peligroso.

No es que esté prohibido, pero hay que tener cuidado con el tipo de imágenes que se publican. Por ser sus progenitores y ellos menores no podemos creer que tenemos toda la libertad del mundo para publicar su vida en las redes sociales. Los niños no son una propiedad, son personas y como personas tienen derechos, entre ellos se encuentra el derecho a la propia imagen y es nuestra responsabilidad respetarlo hasta que ellos puedan tomar la decisión de exponerse o no.

Como ya sabemos, Steemit es un lugar maravilloso donde todos compartimos parte de nuestra vida, actividades, conocimientos, aprendizajes y además podemos recibir recompensas por ello. Es natural que un usuario esté feliz por ser padre o madre, y quiera gritar a los cuatro vientos lo hermoso que es su pequeño y lo orgulloso que siente.
Esto podría dar lugar a una publicación bien bonita, sobre la paternidad, pero de ahí a publicar diariamente fotografías de un menor, ya sea tu hijo, puede ser tomado como un abuso, debido a que se estaría haciendo un uso lucrativo de la imagen de una persona, que por su corta edad no puede decidir si está de acuerdo o no, en hacer públicos momentos de su infancia para que otros usuarios lo valoren, y por lo tanto sus padres obtengan algún tipo de beneficio de ello.

También se puede dar el caso de niños con edades más avanzadas en las que ya socializan con otros niños, conocen la redes sociales, las utilizan y padres con bibliotecas de fotografías y videos de sus hijos que les encantan compartir. Lo más lógico sería que estos padres consulten con los pequeños antes de publicar, ya que para el niño puede ser alguna situación íntima, que prefiere que no salga de casa. Pues, lo que ven los padres como algo tierno y divertido para el niño puede suponer situaciones vergonzosas en el presente y en el futuro. No sería nada honrado sacar beneficio de ello ¿verdad?

Tampoco sería nada ético obtener beneficios de la creatividad de los menores sin su consentimiento. A los padres de niños creativos, les puede parecer una maravillosa idea publicar sobre los dibujos de sus hijos o incluso abrir una cuenta secundaria usurpando la identidad del niño por pensar que no tiene edad suficiente para usar la plataforma.
Si es así, si el menor no tiene una edad adecuada para manejar una plataforma, aún con supervisión, lo mejor es dejarlo crecer y documentar todo lo que sea posible, guardar sus dibujos, proyectos, quien sabe quizás dentro de unos años le interese hablar aquí sobre ellos. Si por el contrario, el menor ya dispone de conocimientos y hace uso habitual de las redes, lo más adecuado sería proporcionarle información sobre Steemit, explicarle cómo funciona, las posibilidades y logros que puede obtener por su trabajo. Lo ideal es que tenga su propia cuenta donde pueda compartir sus creaciones.

Como sabéis, cuando abres una cuenta en Steemit no es necesario introducir la fecha de nacimiento o edad. Esto no significa que los menores no necesiten supervisión. Siempre hay que mantener una comunicación abierta y un entorno de confianza, donde los padres puedan informar a sus hijos sin tapujos el tipo de peligros, estafas o personas mal intencionadas que pueden llegar a encontrarse y que en ese caso la criatura no se sienta cohibida para comunicar a sus padres lo que está sucediendo. Además, tratándose de una plataforma donde parte de la recompensa es monetaria no debe faltar una copia de seguridad de las claves de los menores.

Como veis, hoy en día tenemos que proteger todo con contraseñas, antes solo necesitábamos una puerta con cerrojo y unas llaves, y para que un amigo o familiar viera una foto tenía que ir a tu casa y que tu madre sacara la colección de álbumes 1987- 2000. Unas risas, algo de nostalgia, pero hasta ahí llegaba la cosa, nadie podía llevarse una foto, hacer una copia o difundirla. Ahora solo con disponer de un smartphone cualquiera puede descargar, copiar, editar imágenes y videos. Por eso, es deber de los padres proteger la identidad, integridad, inocencia y el desarrollo infantil de sus hijos. Hay que pensar que esos niños, un día serán adolescentes, después adultos y quizás no le haga mucha gracia el uso que les dieron a sus imágenes..

¿Qué opinión tienes al respecto?


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