¿Y si el tiempo no existiera? ¿Y si ese invento al que llamamos tiempo no formase parte de nuestras vidas? ¿Y si todo lo que hemos creído hasta hoy nos fuera revelado como erróneo?
Si ese extraño invento al que nuestras primitivas mentes dieron el nombre de tiempo no existiera seríamos tan libres como aspiramos ser e incluso mucho más.
Vivimos creyendo con vehemencia que el tiempo es algo que podemos medir, algo que está mágicamente posado sobre todas las cosas. Pensamos que la vida es un río que corre sin remisión sobre el cauce del tiempo. Pensamos que es algo sólido, estable, irrompible, eterno. Es por eso que todas nuestras acciones giran en torno a él, como si fuera el dios de la realidad. Un dios al que alimentamos con constantes sacrificios que ofrecemos día tras día, sosteniendo la vana ilusión de que en algún momento se ralentizará y nos obsequiará con el fugaz brillo del control. Pero eso no es así.
Y no es así por una sencilla razón, el tiempo no existe. No es más que un intento desesperado de ordenar todo lo que acontece en nuestras vidas. Una clasificación de sucesos que nuestra primitiva mente necesita para poder seguir en pie. Si nos diésemos cuenta de que el tiempo no es tal, nuestras mentes probablemente no lo soportarían y colapsarían sin remedio.
Nuestras vidas, nuestro entendimiento del mundo y nuestro lenguaje están completamente sumergidos en términos temporales:
Hoy, ayer, mañana, ahora, después, pronto, aún, todavía, etc.
No seríamos capaces de entender la vida, de comunicarnos con los otros, ni siquiera con nosotros mismos, sin valernos de estos conceptos que están permanentemente presentes en nuestro diálogo interior.
El tiempo no es más que una característica del tejido del universo, del tejido espacio-tiempo. De ese conjunto de todo y de nada que la gravedad moldea a su antojo, provocando los más disparatados efectos.
No os engañéis. El tiempo es traicionero, no os podéis fiar de él porque no es más que un engaño de vuestras mentes. ¿Sabías que si sincronizas dos relojes y uno lo llevas a lo alto del Everest y otro lo dejas en la orilla del mar, los valores que obtendrás serán diferentes? ¿Sabías que si uno de esos relojes lo metes dentro de un objeto que esté en movimiento sus lecturas obtendrán desfases respecto al reloj que está en reposo? ¿Sabías que si viajaras varios años por el espacio y volvieras a la Tierra serías más jóven que tu hermano gemelo?
¿Entonces, por qué confías en el tiempo si nisiquiera lo entiendes? Basas tu vida, tu existencia, en algo que no eres capaz de comprender y además lo haces a ciegas, apretando los dientes.
Crees que el tiempo es lineal porque tu mente piensa de forma lineal y no puedes entender el mundo de otra manera, pero estás equivocado. El tiempo no son más que los grilletes que has inventado para poder entender en qué consiste tu falta de libertad.
El tiempo no existe, pero tú sí.