Spanishchallenge 7 entrada #1: Siete Días de Verano

 Tres días llevo sentándome aquí, recostada mirando por la ventana sin atreverme a salir. Llueve demasiado. Las gotas no paran de caer contra el cristal. Me gusta visitar el campo, pero ahora estará fangoso y no habrá manera de pasar por allí sin ensuciarme. Si al menos tuviera unas botas para la lluvia... 


 Cuatro días llevo sin poder aprovechar mis vacaciones. Ni siquiera tengo ganas de esforzarme en salir de casa. No importa cuánto tiempo pase, el agua sigue cayendo sobre el vidrio. Tendré que dejar un día más mi sombrero y mis adorables zapatos nuevos del lacito. 


 Cinco días llevo sin pasearme, esto no debe ser sano. Pero todas mis amigas están de vacaciones en algún lugar exótico como Egipto, Japón, Australia... madre mía, debo de ser la única en el mundo a la que no le gusta viajar. Pero odio quedarme aquí, ¿cuándo se supone que dejará de llover? 


 Seis días llevo vagando por la casa, sin nada que hacer en absoluto. Me aburro tanto que me duele la cabeza. Maldita sea, los que dan la previsión del tiempo nunca aciertan y yo ilusionada por salir de una vez a hacer algo... lo que sea. Pero siempre, siempre, siempre que voy a mover un poco las piernas, está lloviendo. 


 Siete días llevo harta de esperar. No puedo dar mi paseo, no puedo tomar ni un poco el sol, no puedo estrenar mis adorables zapatos y encima no hay nadie al rededor para poder entretenerme ni un solo segundo. Encima para un día que está haciendo un sol radiante, sigue lloviendo. ¡Se acabó!, no me importa cuánta agua caiga sobre mí, ¡pienso salir! Voy a coger el paraguas ahora mismo. 


 Me pongo los zapatos del lacito, cojo mi sombrero y con el paraguas en mano, giro el primer pestillo, quito la cadenita del segundo pestillo, abro la puerta y... 


 ¿No llueve?
 ¿En serio, no llueve? Pero si... 


 Me giro un segundo hacia la ventana por la que he estado mirando todo éste tiempo y veo que curiosamente, hay una cañería rota sobre ella, que deja caer todo el líquido que lleva en su interior inmisericordemente sobre el cristal. 


 Riendo por mi propia estupidez, decido ir corriendo al campo, a ver desde allí el precioso atardecer, olvidándome de todos aquellos días malgastados y pensando en aprovechar cada uno de los que quedan de la misma forma:

 
 Feliz de poder pasear por un prado tan bello, con mi sombrero, mis zapatos del lacito y sobre todo un paraguas, por si llueve de verdad la próxima vez. 

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En esta historia pretendía plasmar que por muy feo que se vea algo, es detestable y contraproducente rendirse antes de intentarlo y puede que al final no sea ni la mitad de difícil de lo que parecía.


Espero que os haya gustado y nos vemos lo más pronto posible con mi relato de mitología Griega (problemillas a resolver, tardaré unos días más, lo siento) ~ SAW

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