Y así fue, como un día decidí vender todo he irme a vivir a la montaña, apartada del ruido, del polvo, de la gente tóxica, de la >selva de concreto y conectarme con mi lado salvaje, natural, humano…
Mi vida en la ciudad era como la de las demás personas, viviendo en un pequeño apartamento, un trabajo rutinario, un automóvil con problemas y sin familia o mascotas.
Pasaba más tiempo en el trabajo que en cualquier otro lado.
Me sentía agotada, deprimida, ahogada, atrapada. Sentía que pasaban los años y no hacía nada con mi vida, los viajes y las aventuras que desde pequeña quise hacer no se estaban cumpliendo.
- Cada día más frustrada.
- Cada día más cansada.
- Cada día más consumida por el trabajo.
- Ya no dormía bien, pasaba mis noches pensando cómo cambiar mi estilo de vida, para poder disfrutar, vivir, experimentar nuevas emociones.
Y tenía que ser un cambio urgente o me iba a volver loca.
En ocasiones quería salir corriendo y olvidarme de todo, pero no era una decisión inteligente, por más desesperada que estuviera debía planificar mi cambio.
Me enamore de un lugar, tranquilo, rodeado de naturaleza y belleza, “Hay River”, al suroeste del lago “great slave lake” al norte de Canadá.
Un lugar tranquilo, acogedor y natural. Rodeado de árboles montañas y lagos. Un verdadero oasis, el lugar más espectacular del mundo.
Aquí se respira vida, todos mis sentidos se han agudizado, cambie:
- El humo por el aire limpio.
- Las bocinas de los automóviles por el cantar de las aves.
- Gaseosas por bebidas sanas.
- Mi carro por una bicicleta.
- Un trabajo de oficina por uno al aire libre y niños.
Ahora siento que disfruto cada minuto de mi vida.
En ocasiones me gusta irme de excursión a las montañas, acampar un par de días, lejos de la humanidad, cerca de la naturaleza, disfrutar de la oscuridad y del brillo intenso de una luna llena.
Mirar al cielo, ver millones de estrellas y pensar en lo pequeños que somos.
El aroma de la tierra cuando llueve.
Los sonidos del bosque, Pinos que se mueven en armonía con los vientos helados del norte.
El crujido de las ramas al caminar.
Y el cantar de las aves a la primera hora de la mañana.
Experiencias indescriptibles, que hacen que tu cuerpo se estremezca.
Hace 10 años que tomé la mejor decisión de mi vida y no me arrepiento de haber cambiado.
Ahora tengo un hermoso hijo y otro en camino, un esposo muy atento y amoroso y muchos perros!
Yo le recomiendo a cualquier persona que se sienta estancada en una vida rutinaria y sin sentido que haga un cambio, que analice su vida, que se cuestione si esa es la vida que quiere tener para los próximos 10 o 20 años.
Haz un cambio por tu bien.
Haz un cambio para encontrar la Paz en tu ser...