Tengo un amigo llamado Jamal. Y es ciego. Tiene nueve años de edad y poca infancia, de pequeña envergadura y delgado de constitución. Esta sentado a mi lado mientras escucha el sonido de las teclas de mi portátil. No sabe que estoy escribiendo sobre él pero parece muy interesado en lo que hago. Con su ingenuidad infantil me pregunta que estoy haciendo y si me molesta.
-No molestas, estoy escribiendo una historia.
-¿Una historia? ¿sobre que escribes?
-Tengo que escribir sobre una fotografía pero no se me ocurre nada, la verdad.
-¿Y que hay en la foto?
-Pues es un paisaje relacionado con la felicidad, con un cielo naranja y el sol esta tapado por unas nubes del mismo color, con una joven saltando con los brazos extendidos y porta un paraguas sobre un campo con hierbas negras...
En este punto fui interrumpida por la risa de Jamal.
-¿De qué te ríes? le pregunté.
-¡Que foto mas fea! El cielo es azul y la hierba verde. La hierba negra no huele a fresca ni sabe húmeda, el cielo naranja tiene que ser caluroso y no agradable. Parece una foto muy triste, no feliz.
En ese momento me quede pensativa. No era que la foto pareciera triste, era yo la que no sabia transmitir la felicidad de la foto. Y menos aun explicarle a un niño ciego una historia donde solo veía colores sin un patrón definido, remiendos de literatura barata. ¡Cómo podía imaginar lo que sus ojos no podían ver en sensaciones que no significaban lo mismo para ambos! ¡Qué gran lección de humildad acababa de recibir!.
-Es cierto, Jamal. No me siento inspirada hoy.
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http://www.abundanciayplenitud.org/2014/03/50-maravillosas-fotos-de-felicidad.html