–y este
alimento que
→ →no quiero serles← ←
pero les doy–

No, ni por asomo por qué o para qué. En su momento esta última interrogante recibirá lo suyo. Es tal la rudeza con la que me he castigado, que yo misma no he bastado, así que me busqué los mejores instrumentos para infligirme daño. No es (solo) por cortedad intelectual, aún cuando eso tributa al deslave. En ese orden, creerse colosal roca siendo muchísimo menos que el rastro dudoso de un fragmento en la arena, es lo más fácil, tramposo y mórbido de éste y otros mundos. Este espejo no me muestra al revés, sino tan torcida como soy en realidad. Yo me rendí, estoy desalmada, a nadie sino a ésta violentaré, pues me empoderé, le cambié el nombre a mi versión de la tierra y a mi luna he llamado... ¡Ira!
Aclarado el asunto, si cabe semejante expresión hundidos en esta turba aborrecida, estar en ella tan mal acompañada es, cuando menos, natural. Motivo insuficientemente para quedarse callado. Un filamento de cosa preciosa queda en cierto recoveco, dando guerra y, a costa de lo que sea, hablará ahora.



Eres mi sempiterno castigo.
He sido descrita en el texto del mar: "(...) ella, la que una y otra vez lo encuentra, se rompe, muere y vuelve a la pesadilla para intentar aciertos imposibles, ilusorias espumas, embriagadas orillas, agonías de avistamientos perdidos. Torna a hundirse, siempre embarcada; (...)".



Caldo mora'o, sopa piche, leche cortá', masa pasá', nada, no levanta, ¡cuidado se cae la torta!
–Prefiero quemarme antes que abrir el horno–.
Jum... Lo que tú quieres, es bollo, pero la-masa-no-está-pa'.


↑
Bajo un edredón de estrellas
(no me arredro, yerro;
o ya NO)
Epílogo
→ →¡Digo!← ←
Epitafio:
eternos
somos dos los desalmados
insaciables
y a nadie hacemos mal
más que a nosotros mismos
Julio 9 2018
y
Julio 14 2018 (1)
fotografías y edición