Hace algún tiempo subí una reseña de una de las novelas del premio nobel de literatura Kazuo Ishiguro llamada The remains of the day, traducida como Los restos del día o Lo que queda del día y en esa valoración comenté su adaptación cinematográfica; sin embargo, aún tenía pendiente la reseña de la película como tal. Si desean leer el post sobre el libro, pueden hacer click en el siguiente enlace:
Los restos del día (Libro): un iceberg literario
El film se ambienta a finales de los años cincuenta y se centra en Stevens (interpretado por Anthony Hopkins), un mayordomo cuyas labores rayan en la perfección y que se encuentra viajando por Inglaterra, gracias a un permiso otorgado por su nuevo patrón, un millonario americano (Cristopher Reeve, el Superman de los años ochenta) quien recientemente adquirió Darlington Hall, la famosa mansión que vivió su etapa de mayor esplendor veinte años antes, cuando su dueño, un aristócrata británico, reunía en su casa a los personajes más influyentes de los años 30, una época crucial para el futuro de Europa, y el servicio estaba comandado por el propio Stevens. Esa circunstancia le permitió al mayordomo ser testigo de conversaciones sobre los hechos políticos más importantes del momento que atravesaba el continente y el mundo: el auge del partido nazi y la segunda guerra mundial. Paralelo a eso, la rutinaria vida personal de Stevens sufrió un inesperado cambio con la llegada de la señorita Kenton, la nueva ama de llaves (nada más y nada menos que Emma Thompson).
A primera vista la historia parece aburrida, ¿qué puede tener de interesante la vida de un mayordomo inglés, viejo, que realiza un viaje solo por la campiña inglesa? Si a ello sumamos que Kazuo Ishiguro, a pesar de su apellido, es un escritor inglés, puede uno anticipar o más bien prever una historia lenta y un drama sin mucho ritmo. Sin embargo, aunque no es mentira que se trata de una historia que carece del vértigo de otras, complementa muy bien esa lentitud con un profundo dramatismo, no melodramático sino más bien sereno y triste, como una derrota incorregible.
La mitad de la historia que se refiere a las implicaciones políticas del antiguo patrón de Stevens es más bien una trama subterránea porque el mayordomo no participa directamente, no interviene y fiel a su ética de trabajo, tampoco opina. Tanto en el libro como en el film, le importa más al lector y al espectador lo que ocurre en esas tertulias que al propio sirviente. Sin embargo, no es lo único oculto bajo la superficie de la historia. Desde el instante en que conoció a Miss Kenton, el mayordomo la trató con distancia profesional y sus conversaciones siempre pulularon alrededor de horarios, tareas y problemas domésticos, pero poco a poco, va surgiendo en nuestro mayordomo un sentimiento que lo hace callar, que le cambia el humor y que lo empuja a hacer ese viaje de días, veinte años más tarde, sólo para ver a la ahora casada Mrs Benn. Tarde, se da cuenta de que amaba a Miss Kenton. Ella lo sabía y también lo amó. Él no supo verlo, cegado por su orgullo profesional y recién ahora es que reconoce un sentimiento que sin embargo no nombran en ningún momento, ni ella ni él.
En una de las películas más recientes de Netflix (siendo reciente los últimos seis meses) llamada The half of it, hay una escena en la que una de las protagonistas le ayuda a la otra a recoger sus cosas del suelo en el pasillo de una secundaria. Entre esos objetos hay un ejemplar de The remains of the day y Aster Flores dice "toda esa pasión contenida, me encanta". Es una línea doblemente genial porque, por un lado sintetiza muy bien lo que Ellie siente por Aster y por otro porque realmente le hace justicia a la novela que es, en efecto, una pasión contenida. Ishiguro es un maestro en ocultar la verdadera trama debajo de una superficie, en apariencia, más llamativa; sus novelas siempre dicen más de lo que realmente se lee.
Las adaptaciones a la gran pantalla de obras literarias suelen ser duramente criticadas porque no consiguen reflejar el espíritu del libro y es que muchas veces existen elementos netamente literarios que no funcionan en el cine. Esta es una rara excepción, porque ese sello de Ishiguro se nota en la película, dirigida por James Ivory quien realizó un gran trabajo y obtuvo múltiples nominaciones en premios importantes, incluyendo ocho nominaciones a los Oscars. Pero si algo hace a este film merecedor de por lo menos un 8/10 es la pareja protagonista, Hopkins y Thompson, quienes logran una interpretación perfecta de estos personajes emocionalmente complejos y contenidos. Secundados por Reeve y una breve aparición de Hugh Grant, el espectador obtiene excelentes actuaciones en todo momento en una película que vale la pena ver para variar un poco el ofrecimiento regular de las plataformas actuales de streaming.
Reseñado por @cristiancaicedo
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