Carrera de palitos
No hay días más plenamente vividos en mi infancia que aquellos que creía olvidados. Cuando estos recuerdos llegan a mi mente caigo en un estado de sosiego y alegría que me es difícil de explicar, es como si realmente me trasladara al pasado y llego incluso a sentirme exactamente como en ese momento ya extinto, lamentablemente esto ocurre pocas veces y dura quizás unos treinta segundos cuando mucho.
El día de hoy por ejemplo, estaba ayudando a un vecino a cebar su bomba de agua, por algún motivo no lográbamos conseguir la ceba. Éramos tres amigos tratando de hacer esto; yo sostenía una manguera que constantemente echaba agua y mis dos compañeros salieron al jardín para ver que sucedía con las válvulas de afuera de la casa.
Quedé solo sosteniendo la manguera y esperando a mis compañeros, al poco rato la tubería se llenó y tiré la manguera al piso, ésta seguía expulsando agua y grité con fuerza a mis amigos: —¡la tubería ya está llena! Entonces el chorro de agua comenzó a golpear una pared provocando que muchas gotas cayeran sobre una lámina, el sonido que producía el chorro de agua y el golpeteo con el metal inmediatamente me disparó ese tipo de recuerdo y sentimiento descrito anteriormente; pero esta vez no era sólo el sonido del agua con el metal, sino también todo lo que podía observar.
El agua corría en el piso y provocaba una corriente que comenzó a arrastrar unos palitos de madera que estaban tirados, éstos flotaban y seguían la corriente del agua haciendo un recorrido sobre el piso, hasta que finalmente eran atrapados en un remolino que los conducía a un pequeño sumidero.
Todo lo que sucedía ante mí era evocador: el golpeteo de las gotas sobre el metal me recordó ese sonar de la lluvia que caía sobre el techo de zinc de la casa de mi mamá; el chorro de agua cayendo en la lámina me llevó al patio trasero de esa casa y volví a ver como la lluvia caía dentro de una canal que bajaba del techo; y por último la corriente de agua con los palitos de madera fue lo que me trajo el recuerdo más placentero, ese cuando mis dos hermanos mayores Gary y Hengis hacían una carrera de palitos.

La competencia consistía en ver cual palito era más rápido: el de Gary o el de Hengis. Recuerdo que los dos palitos corrían en el agua siguiendo un surco que terminaba en un desagüe que daba al callejón de la casa, el primer palito en llegar allí era el ganador. No sé cuántas carreras de palitos hicieron mis queridos hermanos, ni quien ganó más; yo era un pequeño espectador, quizás un fanático de las carreras de palitos. Siempre que iba a llover yo sabía que iba a acontecer una carrera de palitos, recuerdo como me emocionaba cuando un palito rebasaba al otro, a veces iba al de Hengis, otras al de Gary.
Repentinamente llegaron mis amigos y cerraron la válvula, la manguera dejo de echar agua, volví de mi ensueño y sonreí, ellos me miraron incrédulos, ignorando que yo había hecho un viaje al pasado, a aquel patio trasero de techo de zinc, de aquella casa de mi niñez donde el agua de lluvia daba inicio a un evento memorable: la carrera de palitos.
Esta es una entrada para #Reto12Votos Semana 96 - Agua
El #Reto12Votos está diseñado para que todas las personas ganen. Se trata de leer, comentar y votar por otros participantes que harán lo mismo a cambio.
Fuente imagen
Curaduría:
@issymarie
@machiqui63
@avellana
@isabelpena
@aurodivys
@lisfabian
@sacra97
@surika
@maeugenia
@amandaj
@blanca56
@cristiancaicedo
@gero51