Existen algunos escritores que no necesitan haber escrito decenas de libros para causar un gran impacto literario. Uno de ellos es el argentino Ernesto Sabato. La narrativa del autor de El túnel sólo incluye tres novelas y aparte tiene aapenas lgunos libros de ensayos. Con eso fue suficiente para impresionar a lectores a lo largo y ancho del globo, Albert Camus entre ellos.
Mi última lectura de Sabato, uno de mis favoritos, fue El escritor y sus fantasmas, una obra que según su autor, contiene variaciones de un solo tema, tema que lo obsesionó desde que comenzó a escribir: ¿por qué, cómo y para qué se escriben ficciones? Todos los apartados del libro son reflexiones que “se han ido desenvolviendo con contradicciones y dudas (muchas de ellas persistentes)”, sobre las cuales el autor agregó: “pienso que pueden ser útiles para muchachos que, como yo en mi tiempo, luchan por encontrarse, por saber si de verdad son escritores o no, para ayudarlos a responder qué es eso de la ficción y cómo se elabora”.
Y es que Sabato, antes científico, se tomó la literatura siempre muy en serio, porque para él la literatura no era un pasatiempo ni una evasión, sino "una forma de examinar la condición humana". Así, desde el breve trazo casi aforístico hasta el comentario más analítico, el libro contiene un examen de las preocupaciones más características de Sabato ante la Literatura de nuestro tiempo y ante su propio oficio de escritor.
A lo largo de poco más de doscientas páginas, el argentino expone su visión sobre la misión de la gran Literatura: despertar al hombre que viaja hacia el patíbulo; habla sobre la razón, racionalismo, subjetivismo, mundo interior y exterior, la novela social y la novela psicológica, cita a Maurice Nadeau (“una novela que deje tal cual al escritor y al lector es una novela inútil”), enfrenta las ficciones gratuitas, esas de esparcimiento o placer y las problemáticas, cuenta cómo durante el siglo XX la novela se desplazó hacia el yo profundo; da su opinión respecto a por qué la novela tiene limitaciones que son su fuerza y que eso hace que las adaptaciones fílmicas de Faulkner y Proust, autores esencialmente literarios, sean fallidas; habla de las autobiografías, habla de su gran amigo Jorge Luis Borges (“el intelecto lo fascina…”) y todo eso antes de la página ochenta.
Luego, reflexiona sobre el hombre de hoy que vive ante el peligro de la aniquilación y de la muerte, de la tortura y de la soledad. Sabato dice que para la novela, la realidad es objetiva y subjetiva a la vez, está dentro y fuera del sujeto y en un apartado valiosísimo expone lo que según él son los principales atributos de la novela; habla de la oscuridad en la novela, la pureza, eternidad y razón; y luego comienza unos párafos sobre la figura del artista que son un deleite. El artista “es en general un ser disconforme y antagónico” que es “por lo general anárquico y antisocial, soñador e inadaptado” y en quién operan el cansancio y el capricho. La novela moderna, los personajes y su libertad, la paradoja de la ficción, el oficio del escritor y muchos otros temas son tratados por el autor con una mirada profunda, objetiva, certera. El libro es tan rico, tan extraordinario, que no merece un post, sino centenares de elllos; se puede hacer una publicación por cada idea que toca.
El escritor y sus fantasmas no es un libro, ¡ES UN LIBRAZO! Una obra de referencia para los amantes de la Literatura y de Sabato en particular. Pero si además, el lector que se acerca a este libro tiene vocación de escritor, de creador de ficciones y desea, de verdad, hacer vida literaria, esta obra es aún más, es una Biblia, con tanto conocimiento, tanta sabiduría, que casi no haría falta leer nada más (es un decir porque siempre hace falta leer más). Nótese que apenas comenté algunas pocas cosas sobre las que Sabato reflexiona en estas págias, pero no me detuve a filosofar en ninguna de ellas, porque pienso que vale la pena detenerse en todas con calma y tiempo, así que durante las próximas semanas pueden esperar decenas de publicaciones sobre frases, puntos, párrafos, ideas y reflexiones extraídas de uno de los mejores libros que he leído en mi vida. Recomendarlo, sería redundar.
Reseñado por @cristiancaicedo
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