Un minuto antes de ejecutar el plan
—No cumple con mis expectativas, pero servirá —dijo él, estoico.
—Tú eres pura maldad —comentó su esposa, con un tono juguetón y excitante, mientras se mordía el labio inferior —. ¿Lo haremos explotar ya?
Palpó y observó los explosivos pegados a las bases del edificio. Respiró hondo y respondió: —Sí —sonriendo.

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