No soy muy amante del anime. Ni del cine animado en general. Esto no significa que no lo disfrute o que no lo vea; es sólo que, en comparación con otros géneros cinematográficos, a las películas de animación les dedico menos tiempo y, por lo tanto, he visto menos exponentes. Con decir que aún no he visto algunos de sus clásicos como Mi vecino Totoro o Akira. Pero como me gusta mucho el cine, de vez en cuando me gusta escoger alguna película animada para variar el menú de mi cartelera personal.
Hace algunos vi Perfect Blue, el debut cinematográfico de Satoshi Kon y una película que recomiendo a todos los amantes del cine en general y que se ganó la admiración de personajes como el Director Darren Aronofsky. Me gustó tanto aquel film que quise ver más de Satoshi, lo que me llevó a su última película, de 2006, la también reverenciada Paprika.
En pocas palabras, la película cuenta la historia de la psiquiatra Atsuko Chiba, quien ha desarrollado un método de terapia revolucionario: un prototipo de máquina que le permite introducirse en la mente de los pacientes a quienes trata para ver sus sueños (incluso ser parte de ellos) e intentar descifrar allí el origen de sus problemas psicológicos y emocionales. El tema central va de lo científico y lo onírico, pero con el guión de un thriller.
Porque resulta que uno de los modelos es robado del laboratorio y el ladrón comienza a utilizarlo, invadiendo las mentes de quienes han estado sobre expuestos a la máquina; es decir, la propia doctora Chiba y sus colegas. Cuando la mente de las personas son invadidas por un tercero que puede manipular sus sueños aún estando despiertos, la delgada línea que separa la realidad de la fantasía se rompe y puede provocar la muerte de la conciencia del individuo.
Para ayudar a sus pacientes, la doctora Chiba se introduce en sus fantasías oníricas utilizando un alter ego llamado Paprika. La antagonía entre ambas mujeres es evidente e interesante: la doctora es fría, calculadora y seria, mientras Paprika es alegre, encantadora y risueña. Claro que sus mundos les permiten y casi les exigen sus comportamientos. Es a Paprika a quien vemos dominar los sueños, volar, colarse en la pantalla de un televisor, porque dentro de las fantasías oníricas todo es permitido y es ella quien impulsa las secuencias de acción y aventura más vistosas de toda la cinta.
A ellas, se suma el detective Konakawa quien no sólo es un paciente de la doctora Chiba, sino también el encargado de la investigación policial para dar con el perpetrador del robo. Apoyados por otros personajes secundarios, seguimos a estos protagonistas en dos carreras, la real y la onírica, hasta que, conforme avanza la cinta, se funden en una sola, causando confusión en ellos y en los espectadores.
Si bien la finalidad del aparato no es la misma que en la famosa película de Christopher Nolan, el introducirse en los sueños de las personas, recuerda inmediatamente a Inception. Pero también tenemos sueños dentro de sueños, la confusión de la realidad con la fantasía, personajes que prefieren vivir dentro de los sueños y algunas secuencias de cámaras o escenarios semejantes en ambas producciones. Una de ellas son los edificios derruidos que ve Paprika hacia el final de la cinta y la otra es una secuencia en el pasillo de lo que parece ser un hotel, la cual es muy similar a aquella en la que Joseph Gordon-Levitt pelea contra un enemigo en la cinta de Nolan.
Las secuencias de los sueños de los personajes son increíbles, con elementos que parecen aleatorios pero que responden a un estímulo real, aunque a veces inconsciente. Se trata entonces de una gran película, no solo anime, sino una gran producción en general, con una excelente dirección, un guión bien adaptado de la novela original (al igual que lo fue Perfect Blue) con una trama bien elaborada y espacios para la reflexión que la hacen merecedora de 8/10 puntos en mi escala.
Al final de la película hay una secuencia en la que se muestran los pósters de las anteriores películas de Satoshi Kon con uno adicional que señala lo que habría sido su sexto largometraje si no hubiera fallecido después de Paprika. Sin embargo, ese póster final ya había salido en otra escena anterior de la cinta con una ligera diferencia que pudiera ser interpretada de diferentes formas, ¿lo notaron? ¿habrá sido un error? ¿o esa escena previa es clave para entender el final? Vuelvan a ver la cinta y respondan en un comentario.
Reseñado por @cristiancaicedo
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