El asesino del malecón: El Final [ENG/ESP]

Apenas supimos por las noticias que habían capturado al asesino de Sharonne, corrimos a la policía para ver de quien se trataba. Era solo un posible “sospechoso” y las autoridades no lo tomaron en serio hasta después de revisar su casa exhaustivamente; para nosotras las que trabajábamos en el malecón ya era un gran alivio que la investigación no se hubiera estancado.

Detalles escabrosos de lo ocurrido comenzaron a salir a la luz cuando Mauricio Rodríguez, comenzó a guiar a los policías a través de su casa. Sus vecinos no podían creer, que aquel muchacho que parecía ser inofensivo fuera un asesino confeso. Por ejemplo, a las víctimas le disparaba siempre a la altura de los ojos, lo que provocaba una muerte instantánea. Al menos Sharonne no había sufrido. Por otro lado, sentía predilección por las rubias, razón por la cual la mayoría de sus víctimas siempre llevaban ese color en su cabello.

Los días pasaron y cada vez se había más evidente que aquel maldito, no escaparía de su destino. Mi corazón casi se me salía del pecho, el día que fuimos a la primera audiencia pública en la cual lo llevaron. Sentía tanto odio por él, que si hubiera podido yo misma lo hubiera asesinado con mis propias manos. Le había arrebatado la vida a más de 5 mujeres trans, entre ellas a Sharonne. Cada vez que salía, todas le proferíamos improperios que él parecía disfrutar y cuando menos lo esperábamos supimos que había cambiado su confesión y que ahora se retractaba de todo lo que había dicho.

Sin embargo, nada pudo evitar que se celebrara un juicio y que salieran a la luz más detalles horribles acerca del modus operandi de aquel demente. Recuerdo que cuando escuché el relato de cómo había matado a Sharonne, me encerré en uno de los baños del juzgado a llorar y preguntarle a Dios el porqué de tanta injusticia. Pero, no había respuestas.

Ni siquiera saberlo tras las rejas me dio el consuelo que estaba buscando. El juicio se convirtió en un verdadero circo mediático, él ahora decía que era un farsante y que no había cometido aquellos crímenes, decía que él era la víctima de la policía corrupta que quería encontrar un culpable, lo más rápido posible.

En aquel punto, todas sin excepción estábamos asustadas. Si alguien en el jurado le creía a Rodríguez, podía salir absuelto, pero, gracias al increíble trabajo de la fiscalía, se pudo demostrar que este individuo sabía cosas que solo alguien que cometió o fue testigo de los crímenes podía saber. Por ejemplo, a las víctimas siempre les quitaba un zapato y aunque nunca lograron encontrar los pares faltantes, nadie podía saber tal información porque nunca fue filtrada a los medios de comunicación. Y ni hablar de las pruebas circunstanciales, como el tener el mismo modelo de arma que el utilizado para matar a las víctimas.

Las pistolas Tokarev TT-33, eran tan inusuales en el país que la policía sabia de la existencia legal de tan solo 4 ejemplares. Pero, la prueba definitiva llegaría de los restos de ADN que todavía quedaban en la Van Mitsubishi año 2014 que empleaba para transportar a sus víctimas y que fueron analizados, solo después de una inspección rigurosa en el interior de aquel automóvil.

También supimos que era propietario de otro vehículo blanco, que había sido avistado en las primeras semanas de la investigación. Fue así como cada día que pasaba se le había más difícil a la defensa rebatir aquellas pruebas incriminatorias que en realidad fueron abrumadoras en todos los sentidos posibles. El veredicto sería el esperado: fue encontrado culpable y sentenciado a cumplir cadena perpetua, pasaría toda su vida encerrado en la cárcel.

Aquello no nos dio justicia, ni nos hizo sentir mejor. Yo había perdido a mi mejor amiga, a mi confidente, a la razón de estar a lo sumo estable en aquel momento. Otras también habían perdido sus amigas y no sé por qué, pero en ese momento supe que mi vida en el malecón había acabado. Comencé a sentir, que le debía a Sharonne lo que ella no pudo hacer: encontrar otra forma de ganarse la vida.

Entonces, comencé a estudiar y opté por tocar puertas a ver quién se animaba a escribir nuestra historia de horror. Hasta que decidí que solo una mujer trans podía contar la versión de nuestra comunidad acerca de aquel horrible ser que nos había arrebatado a tantas de nosotras. Y así nació SHARONNE: LA HISTORIA DETRÁS DE UN ASESINATO, por supuesto la autoría llevaba mi firma. Mi nombre es Verónica Sánchez y soy la escritora trans más leída de este país.