Escribir es un trabajo que se hace con amor, dedicación y esmero, cuando en realidad tienes una vocación genuina y estas claro de lo que significa ser un creador de contenido.

La conservación de los estándares de calidad, originalidad y autenticidad en tus escritos, es condición innegociable para cualquiera que se precie de ser buen autor en esta y cualquier plataforma.

Y es que nos enseñan a transitar por el camino más largo pero el más fidedigno y de buena formación, que es, crear buenas publicaciones donde seas original, no cometas plagio, seas atrayente en la temática o el rumbo hacia donde formas tu blog, en pocas palabras, un autor de buena calidad que sea atractivo para los curadores que al final, son a quienes más debe importarle tu trabajo.

Ahora bien, con el auge que ha tomado la colmena y la gran promoción a nivel de otras redes sociales y el mundo en pandemia, el fenómeno de ingreso ha superado las expectativas, lo cual es un muy buen augurio para el crecimiento de HIVE.

Es de aplaudir el apoyo que los grandes curadores están dando a los nuevos autores, con el fin de crear un incentivo para que crezca una nueva generación donde se refleje la calidad de contenido que a la larga, es quien enriquece una plataforma de este tipo.

Sin embargo, en estos días, conversando con un grupo de amigas que trabajan conmigo en una misma comunidad, me expresaron la carga de desmotivación que sienten en los actuales momentos.

Y es que siendo muy justificado el apoyo a los nuevos ingresos, se ha descuidado en cierta forma la atención y valoración del trabajo (en su justa medida) de autores de reconocida trayectoria, los cuales presentan unas publicaciones de mucha calidad que al final terminan siendo invisibles para muchos curadores.

Y es allí cuando surge la pregunta de oro que nos hacemos todos, ¿y donde están mis votos?, ¿es que acaso mis trabajos no son de la calidad suficiente como para ser valorados por los grandes curadores?.

Inevitablemente se cae en algo que conocemos como desmotivación y apatía, quizás no en todos los casos.

Pero bien es cierto que cuando presentas un trabajo que es considerado de calidad y presencia, en el que has invertido muchas horas, y no recibe una valoración aceptable, al hacerse repetitivo, tiendes inevitablemente a ser presa de la desmotivación y lo que llaman en el argot boxístico, ganas de colgar los guantes.

Pienso que debe hacerse una revisión al respecto y quizás conservar un cierto equilibrio en el que todos seamos valorados de igual manera, poniendo atención y estimulando a los que recién llegan para así conminarlos a quedarse y trabajar por este maravilloso lugar, así como mirando y evaluando a los que durante un buen tiempo han dado y siguen dando el todo por el todo en esta plataforma.

Es bueno recordar que muchos de nosotros iniciamos en tiempos más difíciles donde no había el estímulo y las oportunidades de crecimiento que se ofrecen ahora, y aún así perseveramos y seguimos en el camino pues hay algo que es irreemplazable y es el amor que sentimos por lo que hacemos.

Y es que, escribir se lleva en la sangre, es algo que vive a toda hora del día contigo, algo con lo que te ves por siempre, que va más allá de muchas motivaciones, pero también es cierto que muchos manejamos nuestra economía a base de esta actividad.

Ojalá se logre un equilibrio, terminé diciéndole a mis amigas que no desmayaran, que debemos seguir trabajando con los mismos estándares de calidad, que nuestro trabajo vale mucho y que si en este instante se sienten ignoradas en algunos momentos, debemos ponerle más ahínco y seguir en el camino, engrandeciendo esta plataforma que generosamente nos ha formado y dado cobijo.