Valle Nevado (Viajes): el invierno después del invierno

Mi primera vez en la nieve

Cuando llegué a Chile el año pasado una de las cosas que más emocionaba era la posibilidad de experimentar por fin lo que es un clima estacional . Ese ciclo de primavera, verano, otoño e invierno no lo habái vivido porque crecí y viví toda mi vida en el trópico, con intercambiamos arbitrarios de épocas de lluvia y épocas de sequía.

El Valle Nevado

Por eso tenía muchas expectativas con respecto a lo que sería por fin disfrutar del invierno, con un paisaje blanco, nieve y temperaturas muy bajas. En Venezuela fui a Mérida y había visto nieve de cerca pero no había logrado tocarla, ni pararme sobre ella, no había sentido los copos de nieve entre mis manos porque la mala fortuna quiso que las dos veces que estuve junto a los famosos picos de la sierra nevada, llegué con desfase de un día respecto a la nevada: una vez estuve en el teleférico un día antes de que nevara y en la siguiente visita fui un día después.
Al iniciar este 2020 estaba emocionado por vivir lo que sería mi primer invierno. Sin embargo, la vida tenía otros planes preparados y después de marzo llegó la pandemia, el confinamiento y estuvimos encerrados unos seis meses en nuestro domicilo. Vi pasar el otoño y el invierno desde la ventana de mi departamento sin poder asistir verdaderamente al espectáculo de las hojas caídas y a cómo el paisaje se transformaba en blanco. Cuando comenzaron a establecer las medidas de transición en las distintas comunas de Santiago y se restablecieron ciertas actividades, entre ellas los viajes, supe que aunque ya había pasado el invierno y comenzaba la primavera, tenía que ir a conocer la nieve.

El Paisaje

El valle nevado es una montaña que queda más o menos a una hora de distancia de Santiago en donde hay nieve todo el año, en mayor o menor cantidad. La carretera es serpenteante, pero no demasiado empinada y cuando llegamos allí, aunque el invierno ya había pasado y parte del paisaje estaba cubierto de tierra era posible apreciar la nieve, su blancura, su brillo. Pude caminar sobre ella, tocarla, hacer bolas de nieve. Fue divertido y me sentí un poco como dentro de un refrigerador gigante de esos de los de antes. No hace mucho tiempo atrás los refrigeradores generaban en el congelador lo que denominaba como escarcha, una película de hielo alrededor de todo el compartimiento y más o menos esa era la textura de la nieve. Me explicaron que cuando está recién caída, suele ser más suave, pero no nevaba desde hacía un par de semanas, entonces era un poco más dura, un poco más como hielo. Así que, aunque me encantó, tendré que voler durante el invierno.

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